Tchaicovsky Overture 1812

miércoles, 29 de abril de 2009

La Prueba


Todo lo que se puede decir del mundo es arbitrario y caótico, pues ¿que me asegura que cualquier aseveración es cierta, o bien, es falsa?
Por lo tanto no habrá nada, de lo que pueda alguien decir, por más ilustre o bajo que sea, que pueda aspirar siquiera a un atisvo de certeza, y es esta razón y no otra, la que me impide declarar más que axiomáticamente cierta idea intuitiva, es decir, cierta definición abstracta que me permita figurarme y ordenar los hechos del mundo.
Pero, ¿para qué entonces debo de proceder así?, ¿para que debo ordenar al mundo?, a esto se sigue que debe haber una razón de utilidad, es decir esta concepción proporciona a cierto ente, cierto bien o recurso necesario, y este ente es como se ve en la experiencia, la sociedad.
De modo que en el sentido más bello al que se me permite aspirar declaro irrelevante cualquier afirmación falta de prueba.
Pero ya que ninguna prueba puede darse sin un marco axiomático, debe probarse tal afirmación en base a ellas.
En ciencias los modelos se ajustan a ciertas colecciones de axiomas ingeniosamente propuestos y que auguran, por su caracter plenamente intuitivo, el exito en su empresa de abstracción.
Adáptese tal abordaje a las cuestiones sociales, y téngase por axiomas aquellas relaciones intuitivas entre las personas de una sociedad, pruébese las implicancias de tales supuestos, luego estos, limpios ya de todas las repulsivas practicas ignorantes, concederán la legítima soberanía de este pueblo, y lo volverán por lejos un ente humano, por entero.
“Tú dí lo que quieras, afirma cuanto sea en tu haber, que no creeré cosa alguna que no puedas probar.”
No es tanto como que quiero abordar intrinsecamente al esceptisismo, sino que creo que el mundo está perdido sin espíritu crítico, debe dar el salto y preguntar insisivamente, cuestionar y revolucionar toda imposición.
Hago incapié plenamente en mi esceptisismo a los temas donde las afirmaciones son IMPUESTAS y no PROBADAS, no importando la índole de su prueba, sera suficiente y estrictamente necesario que la actitud de la afirmación provenga de las pruebas y no de la fuerza.
Me es completamente repulsivo toda aquella afirmación suelta al vuelo, apoyada en la convicción, el prejucio o la retórica, repudio toda afirmación que no tenga intención de prueba rigurosa, de contrastación pública.
¿Por qué la matemática puede considerarse formal o razonable?
No es ni por asomo porque sus afirmaciones sean ciertas, o porque su certeza probenga de principios divinamente impuestos (lo cual mostraré), sino porque sus axiomas son por demás intuitivos al extremo, simples, y para rematar, todas las afirmaciones que se dan el lujo de formular son debida y rigurosamente demostradas a partir de tales intuiciones.
Para mostrar que sus afirmaciones no contienen a la certeza en sí, bastará considrar cual es la base de sus pruebas, estas son los axiomas, que a su vez están faltos por su misma providencia, de prueba alguna, son SUPUESTOS a priori.
Es necesaria pues una revolución que desacredite toda imposición, toda autoridad cuya base provenga de la costumbre y de la fuerza.
Toda autoridad a la que estemos sometidos y a la cual no tenemos el poder de apelar.

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