Tchaicovsky Overture 1812

miércoles, 29 de abril de 2009

Fragmento 1

... Este es un fragmento del libro de Paulo Coelho que me gustaría compartir, es sin duda una critica sensata y jugosa...-disculpas al autor si no es de su agrado, en absoluto la estoy degradando y por supuesto citaré el título del libro "Veronika decide morir", una obra apacionante.

... Era una pena que Alá, Jehová, Dios -no importa el nombre que se le diera- no hubiera vivido en el mundo actual. Porque si así fuese, todos nosotros estaríamos aún en el paraíso mientras que él estaría respondiendo a recursos, apelaciones, rogatorias, exhortos, interdictos, preliminares, procedimientos, y tendría que explicar en inumerables audiencias su decisión de expulsar a Adán y Eva del Paraíso, apenas por transgredir una ley arbitraria sin ningún fundamento jurídico: no comer el fruto del árbol del Bien y del Mal.

Si Él no quería que eso sucediera, ¿Por qué dispuso que el árbol se alzara en medio del Jardín y no fuera de los muros del Paraíso? Si la designaran (A Mari que es quien está hablando N.del. nihil), Mari seguramente acusaría a Dios de "omisión administrativa", porque además de emplazar el árbol en un lugar incorrecto no lo rodeó de advertencias ni barreras, dejando de adoptar los mínimos requisitos deseguridad, exponiendo a todos los que pasaban por allí al peligro.
Mari también podría acusarlo de "inducción al delito", puesto que atrajo la atención de Adán y Eva hacia el exacto lugar en donde se encontraba. si no hubiese dicho nada, generaciones pasarían por esta Tierra sin que nadie se interesara por el fruto prohibido, ya que debería estar en bosque lleno de árboles semejantes, y por tanto, sin ostentar ningún valor específico... (continuará)... -o bien pueden leer el libro jeje.-

Carta abierta a la humanidad

Todos nosotros obramos en el mundo, todos lo transitamos, pero pocos dejamos un legado, un estilo propio de ser al menos recordado.
Que extraño que la mayoría de la gente quede sepultadabajo el olvido luego de vivir una vida que fue razonable, atenida a las normas, en fin, común...
¿Acaso a alguien le importa como nos comportemos fuera de nuestros prejuicios? ¿Acaso importa?
Mucho antes que nosotros otras especies compitieron por esta tierra , por su sagrado y único predicamento , el de estar vivos. Petulante sería creer que existe un cielo para los mosquitos, para los gatos, para las lombrices, su ley parece desordenada e insidiosa.
Creemos ver en nosotros el lucrativo y apelativo aprecio de nuestras divinidades, no nos damos cuenta que ellas no son más que el producto de nuestra ingenuidad y de nustro miedo, miedo, que no esta demás decir que es el que le proporciona su fuerza implacable a tales concepciones; nos cegamos profundamente a todo aquello que es por lejos, impertinéntemente evidente.
Lo único que queda es el hoy y el mañana ("la vida son dos días"), el tedio se desliza entre ellos transformando mil días en uno que se repite incontrolable entre nuestros años que pasan, todos ellos sordos y aburridos.
No tiene sentido vivir para las reglas, acatando lo impuesto por el ingenuo (y admito que potente) común de la gente. Es raro como pocas personas no notan el desagradable compás de la monotonía, el veneno suave y silencioso (aunque implacable) de la rutina.
¿Cuando perdimos nuestra libertad? Vendida sin pensar a la hipocresía. ¿Dónde dejamos de amar el alba porque siempre volvía?
El regalo más grande de la vida seguramente sería un día en el que podamos ser nosotros mismos y donde no se necesite más que una sonrisa, porque ella se resguarda en el infinito.
Un día donde podamos hacer lo que nos venga en gana, y reirnos de cuanto nos de gracia. De evitar los cumplidos caprichosos y falsos para insultar a nustros enemigos, para tirar por la borda todo lo que nos fue impuesto por la fuerza (y sólo aquello, pues si tiramos tda nuestra cultura no somos nadie). Donde uno se sienta feliz de ser sin impedimentos y donde le limite de su haber sean las estrellas.
Debemos alzarnos en un grito subversivo, debemos protestar sobre el mundo con nuestra obra, postrarla con descaro y gesto deliberado que nos importa poco todo lo ordenado.
Que queremos un día ser lo suficientemente locos como para ser tal cual somos.
Nadie nos puede impedir hacer lo que se nos cante, no existe cielo ni infierno, justicia ni razones, nada es verdad, se permite todo lo que se te antoje...

Revolución

No hay nada que me apacione más como la crítica, la profunda discusión, el debate y la contrastación, muchos dirán, y deberé ceder parte, que en tal camino no hay ningún objeto, y que tal habladuría está absuelta de conclusión.
Pero yo tendría que aseverar pues, que si esto sucede no debe ser tal porque realmente esas conjeturas razonables por sí, no estén, o no sean lejítimas, sino porque la tendencia es a ahogar toda argumentación colectiva de cierto problema, es decir, todos nos quedamos con nuestras creencias.
Repudio pues esta actitud ya que en su día a día realizan sin tener conciencia, consideraciones que resultan de su reflexionar intuitivo, no porque nada les asegure tal fiabilidad, sino porque suponer el absurdo de tales sería totalmente antinatural.
Existen en nosotros pues consideraciones que realizamos más allá de su prueba, ya que esta prueba no pasa de ser meramente inductiva.
El hecho de que cierta aseveración sea absolutamente irrefutable e indemostrable nos estancaría en la nada, y sin embargo ustedes deberán admitir que ciertamente están siendo, si óbran en tal sentido, demasiado hipócritas; pues usan cosas que luego no admiten evidentes.
En particular, y continuando hacia nuestro título, deberé decir que debe de poder argumentarse bajo ciertas consideraciones, por demás intuitivas (y razonables), que ciertos sistemas son "mejores" que otros.
Pero, ¿mejores en relación a que? Y yo diré, en relación al único ente fuera del cual no podemos humanizarnos, fuera del cual no podemos exprezar poder, libertad o providencia, este ente es como se demostrará en la próxima entrada, y sólo puede ser la sociedad, ella es la que nos alimenta en todo sentido.
Este es el axioma a partir deberé demostrar todas las demás, y fuera del cual nos alejamos de la deseable humanidad, esto es el BIEN COMÚN.
Por tanto la revolución es el único medio para garantizar que los teoremas derivados de ella, sean en verdad lejítimos ya que es notable que este no se ha cumplido en extrema plenitud en ninguna etapa de la historia, debemos sin embargo pensar si este es el contrato al que queremos adherirnos. Luego, si este es,
Debemos preguntar: ¿este abordaje es imposible?
Si alguien me dijera que sí, yo le diría gustoso que me lo demustre...

La Prueba


Todo lo que se puede decir del mundo es arbitrario y caótico, pues ¿que me asegura que cualquier aseveración es cierta, o bien, es falsa?
Por lo tanto no habrá nada, de lo que pueda alguien decir, por más ilustre o bajo que sea, que pueda aspirar siquiera a un atisvo de certeza, y es esta razón y no otra, la que me impide declarar más que axiomáticamente cierta idea intuitiva, es decir, cierta definición abstracta que me permita figurarme y ordenar los hechos del mundo.
Pero, ¿para qué entonces debo de proceder así?, ¿para que debo ordenar al mundo?, a esto se sigue que debe haber una razón de utilidad, es decir esta concepción proporciona a cierto ente, cierto bien o recurso necesario, y este ente es como se ve en la experiencia, la sociedad.
De modo que en el sentido más bello al que se me permite aspirar declaro irrelevante cualquier afirmación falta de prueba.
Pero ya que ninguna prueba puede darse sin un marco axiomático, debe probarse tal afirmación en base a ellas.
En ciencias los modelos se ajustan a ciertas colecciones de axiomas ingeniosamente propuestos y que auguran, por su caracter plenamente intuitivo, el exito en su empresa de abstracción.
Adáptese tal abordaje a las cuestiones sociales, y téngase por axiomas aquellas relaciones intuitivas entre las personas de una sociedad, pruébese las implicancias de tales supuestos, luego estos, limpios ya de todas las repulsivas practicas ignorantes, concederán la legítima soberanía de este pueblo, y lo volverán por lejos un ente humano, por entero.
“Tú dí lo que quieras, afirma cuanto sea en tu haber, que no creeré cosa alguna que no puedas probar.”
No es tanto como que quiero abordar intrinsecamente al esceptisismo, sino que creo que el mundo está perdido sin espíritu crítico, debe dar el salto y preguntar insisivamente, cuestionar y revolucionar toda imposición.
Hago incapié plenamente en mi esceptisismo a los temas donde las afirmaciones son IMPUESTAS y no PROBADAS, no importando la índole de su prueba, sera suficiente y estrictamente necesario que la actitud de la afirmación provenga de las pruebas y no de la fuerza.
Me es completamente repulsivo toda aquella afirmación suelta al vuelo, apoyada en la convicción, el prejucio o la retórica, repudio toda afirmación que no tenga intención de prueba rigurosa, de contrastación pública.
¿Por qué la matemática puede considerarse formal o razonable?
No es ni por asomo porque sus afirmaciones sean ciertas, o porque su certeza probenga de principios divinamente impuestos (lo cual mostraré), sino porque sus axiomas son por demás intuitivos al extremo, simples, y para rematar, todas las afirmaciones que se dan el lujo de formular son debida y rigurosamente demostradas a partir de tales intuiciones.
Para mostrar que sus afirmaciones no contienen a la certeza en sí, bastará considrar cual es la base de sus pruebas, estas son los axiomas, que a su vez están faltos por su misma providencia, de prueba alguna, son SUPUESTOS a priori.
Es necesaria pues una revolución que desacredite toda imposición, toda autoridad cuya base provenga de la costumbre y de la fuerza.
Toda autoridad a la que estemos sometidos y a la cual no tenemos el poder de apelar.